Como toda mujer coqueta soy débil con unos tacones, entiendo que la mujer se ve elegante y suelen darle ese toque especial a cualquier vestimenta. Sin embargo he intentado caminar sobre ciertos terrenos y es muy difícil hacerlo pues no están hechos para caminar largas distancias ni en suelos pedregosos o inestables como la grama o la arena.
Esto me dejo pensando y entendí que la Fe no usa Tacones, pues sus pasos son firmes, constantes, ella escala montañas, salta obstáculos atraviesa desiertos y corre cuando la ocasión lo amerita. Así que los tacones están reservados para la duda, ella si camina tambaleante, a pasos cortos, se queda estacionada en un lugar hasta decidir continuar. En conclusión te exhorto a que asumas la fe como el calzado confortable para llegar al destino establecido por Dios en el tiempo estimado.